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Un cacharro: de todo para tod@s.

Fotografía de Josep Monter Martínez. Tomada de: pixabay.com

La variedad hecha objetos, o mejor, objetos de diversos aspectos y detalles, desde los engendros góticos a pintorescos, podría definir el concepto básico de: “cacharrería”. Si anticipamos el artículo femenino: “La”, simplemente el sustantivo cobra vida física, una galería o tienda donde se exponen, transan o, simplemente, obsequian aquellos multitudinarios “cacharros”, que parecieran se hubiesen diseñado para toda la humanidad, sin excepción.

Un cacharro puede representar “cualquier cosa”, efímera o sólida, con fuerte atención a sentidos banales o solo representar un breve soplo de viento tibio e inodoro. Tras la evolución, poco civilizada de nuestra raza, tanto lo visible y lo intangible encuentran valor en la experiencia de cualquier desparpajado solitario, una vida que encuentra su razón de ser en un objeto, una cosa, un espíritu… un cacharro.

Tras esta copiosa e infructuosa introducción, que revela el silencioso gobierno soberano de los cacharros sobre la sociedad decadente en rectitud ética y razonable, depuesta por la función del hombre hacia los bienes antrópicos (algo muy estúpido cuando sabemos que el primero produce segundo), inicio mi carrera textual, buscando que la basura, como el residuo de aquel cacharro alguna vez valorado, busque hacedero en aquellos (minorías del todo), que permitan anidar mis pensamientos, traducidos en oraciones carentes de edición experta o curación profesional.

En este diminuto espacio inmerso en el universo digital, alojado en una era virtual, donde las redes son ágiles vehículos del conocimiento, la información y de nuestra existencia paralela, forjaremos una cacharrería de la nada, en sus anaqueles habitará lo absurdo y lo esencial, lo asqueroso y lo virtuoso. Encontraremos cualquier tema, desde los que afligen sin protesta a los simples individuos, hasta los que convierten la ficción y el anhelo en realidades indiscutibles, algo factible cuando se entiende lo real, como una suposición subjetiva de la verdad interiorizada en cada uno (todos somos esclavos de nuestra propia realidad… Muy triste).

De ahora en adelante, espero que mis burdos momentos de elaborada simpleza transformados en boronosos bloques textuales, les produzca tanta tranquilidad, como depresión y furia, posible. Ya que la lectura incapaz de traducir sentimientos, es como un bagre sin salsa… o un llanto sin dolor. Un motivo menos para vivir.

Menos mal, aún trabajamos con ahínco para atesorar cacharros.

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Un cacharro: de todo para tod@s.
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Un cacharro: de todo para tod@s.
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En este diminuto espacio inmerso en el universo digital, forjaremos una cacharrería de la nada, en sus anaqueles habitará lo absurdo y lo esencial, lo asqueroso y lo virtuoso
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Cacharreria.OnLine
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Publicado en Hall de la Cacharrería